Antes de salir de Valladolid, se oye a Miguel... "mierda! el pulsómetro,da la vuelta Dani, da la vuelta!!". Rotonda y damos la vuelta a por el pulsómetro.
Dos horas mas tarde estamos en Astorga, y como la oficina de turismo abre a las 10, nos tomamos un café para hacer tiempo y acto seguido empezamos a montar las bicis.
Mientras tanto, vemos un chino (mejor dicho asiático) grabando con su cámara el palacio de Astorga, con una bici plegable, y una bolsa de deporte. Nos quedamos boquiabiertos... ¿Estará haciendo el camino de Santiago así?
Cuando terminamos de montar las bicis, pasamos por la oficina de turismo y ponemos nuestro primer sello, por fin! que ganas! ya hemos empezado el camino de Santiago!!.
Ya estamos listos para empezar. Me monto en la bici, doy una pedalada y.... que suena? que ocurre? al trasportin le faltan dos tornillos que hacen que se hunda y toque con la rueda. No puede ser, no hemos dado ni una pedalada y ya tenemos el primer problema, pues de ninguna forma podemos seguir sin solucionarlo. Nos despedimos de Dani que se vuelve a Valladolid y empieza la aventura por encontrar una ferreteria. En la oficina de turismo nos indican como llegar hasta una, nos acercamos pero no tienen lo que yo quiero. Nos recomiendan pasar por una tienda de bicis en la que "seguro" que lo tienen. Nos acercamos a la tienda, y por 3 euros solucionamos el problema.
Ahora si podemos empezar a pedalear, que a lo tonto ya son las 11.30 de la mañana.
Hace una buena temperatura, con el cortavientos es mas que suficiente por lo que nos quitamos la capa térmica aprovechando una parada.
En Santa Catalina de Somoza la calle principal está parcialmente helada, pues se encuentra a la sombra y aun no se ha deshelado. Probando, probando... Miguel besa el suelo, sin ninguna consecuencia.
Seguimos avanzando por camino al lado de la carretera y cada vez el terreno se hace mas empinado, siendo la subida a Fuentebadón el tramo mas duro. Mucho barro, subida constante e hielo, que hace que en esta ocasión sea yo el que coja la liebre.
A un lado y a otro tenemos un paisaje precioso, y de fondo las montañas nevadas.
Durante el camino vamos adelantandonos continuamente con el chino, que va por carretera con su bici plegable tan pancho.
Ya en Fuentebadón paramos a comer; filetes, queso, una pera y continuamos puesto que quedan aún 30 km para llegar a Ponferrada. Pasado Fuentebadon y tras un par de km, se encuentra la famosa cruz, si no fuese porque Miguel insistió en que el camino correcto era una bajada por una pista ancha, que tras comprobar que no era, nos tocó volver a subir, con viento en contra, para así llegar a la famosa cruz de Hierro. Parada obligada, pedimos un deseo, dejamos nuestra piedra llevada desde Valladolid y continuamos el camino.
De los 30 km que nos quedan, 25 son bajada, por lo que antes de empezar a descender, paramos en el albergue de Manjarín, de templarios. Tomamos un té y nos avisan de la dificultad del descenso, que ni se nos ocurra hacerlo por camino, y nos advierten del peligro de quedarnos sin frenos.
Nos abrigamos bien, pantalones de plástico que actuen de cortavientos y pa´bajo. En el descenso el cuentakm registra hasta 71km/h, teniendo en cuenta que el sol está cayendo y da la sensación de que la carretera empieza a volverse cada vez mas resbaladiza.
A 6 km del final de etapa, paramos en el centro cívico de Campo, donde nos abrazamos literalmente al radiador y nos vamos derechos al baño. Manos en agua caliente y tras un rato, como nuevos.
Una vez llegamos a Ponferrada, empezamos a buscar el albergue, y como somos incapaces y vemos que ya estamos en la salida del pueblo, llamamos y nos toca retroceder. Un hombre muy amable viene hacia nosotros pues se ha encontrado con otro al que preguntamos y no supo decirnos, para decirnos un atajo hasta el albergue. De camino al albergue, paramos en un supermercado para comprar la cena.
Ya en el albergue, donativo de 1.50€ y nos vamos al mercadona a por mas comida para así dejar reservas para el dia siguiente.
Mientras Miguel cocina, me voy cambiando. Cenamos chorizo, 2 flautas y pasta, mucha pasta. Yo friego y mientras Miguel se va duchando. Despues de ducharme yo y tras una breve charla con los compañeros de habitación, a dormir, pues ha sido un dia duro. La rodilla izquierda me duele un poco, no se si de frio o del esfuerzo.
Los compañeros de habitación son un argentino en bici, un hombre que afrontaba su 14 camino de santiago, este andando y los 13 anteriores en bici.
Mención esperar para el japones, que en su bici llegó hasta el mismo albergue y antes que nosotros.



